viernes, 17 de enero de 2014

Marionetismo

El teatro de marionetas pertenece ya desde hace muchos siglos a las formas tradicionales de funciones teatrales en el territorio checo. Desde la época de su origen hasta su forma actual ha recorrido un largo camino.

Las marionetas fueron preferidas en nuestro territorio ya en la época medieval, cuando las presentaciones de títeres formaban parte de presentaciones de diversión de los comediantes en las ferias y verbenas. A partir del siglo XVII llegaban a Chequia cada vez más grupos de teatro ingleses, holandeses, italianos y posteriormente también alemanes, que además de los espectáculos clásicos con actores presentaban también funciones con marionetas.

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Los primeros marionetistas de nacionalidad checa aparecen en los escritos históricos a finales del siglo XVIII. Artísticamente sus marionetas salían sobre todo de tradiciones barrocas. La figura típica de las funciones de marionetas fue Pimprle, posteriormente Kasparek (Gasparcito), cuyo carácter se acercaba al del espectador popular. En la primera mitad del siglo XIX los marionetistas checos jugaron un papel importante en el proceso del renacimiento nacional, ya que mediante sus funciones y utilizando un lenguaje sencillo y comprensible, transmitían al público popular las ideas de la iluminación y resurrección nacional. Como el símbolo de estos marionetistas-promotores del renacimiento nacional y, a su vez, el fundador del teatro de marionetas checo se considera al titiritero Matěj Kopecký.


Desde la mitad del siglo XIX el teatro de títeres empezó a penetrar en los teatros de bolsillo nacionales, en los llamados teatros familiares, muchos de los cuales alcanzaron un nivel excelente pasando a formar la base de teatros públicos de aficionados. Después de la formación de la República Checoeslovaca estos teatros de marionetas vivían una época de oro. Las marionetas se fabricaban en serie, las decoraciones se imprimían en alta calidad y en todo el país funcionaba más de mil grupos que regularmente presentaban funciones para niños.


Un papel fundamental en el siguiente desarrollo del marionetismo jugaron sobre todo los grupos enfocados en calidad artística, por ejemplo, el Teatro de Títeres en Pilsen que fue fundado en el año 1930 por uno de los marionetistas checos más importantes Josef Skupa, el posterior fundador del mundialmente conocido Teatro de Spejbl y Hurvínek (Teatro S & H) en Praga.


El auge del teatro de títeres proseguía también después de la Segunda Guerra Mundial. Uno de los personajes líderes de esta época fue Jan Malík, que juntamente con artistas plásticos se afanaba por alcanzar la formación de un gran teatro de marionetas con los componentes literarios y artísticos equilibrados. En el año 1949 fundó en Praga el Teatro de Marionetas Central, conocido hoy como Teatro Minor. Las marionetas populares tradicionales utilizadas hasta esa época ha reemplazado con los nunca antes utilizados títeres de varilla, que brindaron una dimensión completamente nueva a la realización escénica. Jan Malík fue uno de los principales promotores de la fundación de la cátedra de marionetismo de la Facultad de Teatro de la Academia de Artes Musicales y también en gran medida tenía méritos por la renovación de las actividades de la organización internacional de titiriteros UNIMA.

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Otro personaje importante del marionetismo checo después de la Segunda Guerra Mundial fue Miloš Kirschner, relacionado de manera inherente con el Teatro de Spejbl y Hurvínek (Teatro S & H). Bajo su dirección el Teatro S & H se hizo famoso en todo el mundo.


A principio de los años sesenta creció la importancia de la dirección de funciones de marionetas y los nuevos métodos y procedimientos teatrales hallaron el camino también hacia el marionetismo. En las escenas de teatros de títeres empezaron a aparecer cada vez más también los actores vivos. La confrontación del títere inanimado con el actor vivo crea posibilidades completamente nuevas de los medios de expresión y de otras manifestaciones artísticas. Una de las personalidades clave del marionetismo moderno checo en la actualidad es, sin duda, Josef Krofta, cuya obra sobrepasa el marco del teatro de títeres influenciando e inspirando los acontecimientos teatrales no sólo en la República Checa.

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